Te perdono porque me quiero. No quiero pasar un día más con esta opresión en el pecho que afectará mi salud a largo plazo, por cada vez que te pienso o recuerdo lo que me hiciste. Si el perdón es una decisión, entonces yo decido perdonarte.
Tal vez no cambies, tal vez sigas obrando igual o quizás ni siquiera me hiciste daño con mala intención. Sin importar las razones, me hiciste daño, me dolió y sanar no es fácil.
Pero eso no quita que antes de que me traicionaras y me clavaras un puñal en el pecho confiaba en ti, te quería y eras de entre todas las personas, una muy especial.
Así que, si el perdón es una decisión, quiero quedarme con todos los momentos bonitos y no con el amargo recuerdo de cuándo y cómo me lastimaste.
No es que pueda olvidar lo que hiciste, simplemente no lo volveré a traer a mi memoria con sentimientos de dolor, angustia, rabia, decepción y más.
Esos sentimientos intensos que tú no eres capaz de percibir pero que a mí por dentro me queman.
Prefiero perdonarte porque me di cuenta que cada vez que revivo la herida es como hacerme el daño que me hiciste a mí misma una y otra vez. Entonces ¿por qué te odiaría a ti y no a mí al hacerme tanto daño por el capricho de no querer perdonarte?
Te perdono porque no quiero ser una mala persona conmigo misma, no quiero convertirme en mi peor enemiga, haciéndole daño a mi salud digestiva, cardiovascular, mental y más importante a mi alma, solo por guardarte rencor.
No soy un depósito de odio ni de miseria, prefiero ser un depósito de amor y de paz.
Te perdono porque después de reflexionar solo un poco, me di cuenta que no eres una mala persona, simplemente eres una persona y como tal puedes equivocarte y obrar mal.
Yo no estoy libre de pecados, no tengo derecho a juzgarte, más bien donde sea que estés en este momento, deseo que te vaya muy bien.
Que la vida te supla las carencias que hicieron que obraras mal y que seas un instrumento de paz en la vida de otros.
Esos son mis deseos, pero aún si no se cumplen y sigues siendo una persona terrible entre las personas terribles que existen, yo prefiero perdonarte. Nada te ata a mí y nada me ata a ti.
Los dos somos libres ¡y qué bonita es la libertad! Podemos amar, equivocarnos otra vez y seguir amando.
Esta es una carta abierta para todas las personas que necesitan exteriorizarlo y decir “te perdono”, aunque no puedan ver a la persona que tanto daño les hizo. El perdón cura el alma y previene un sinfín de enfermedades en el futuro. Hoy es un buen día para desatarse y perdonar.
Rosa
Es todo lo que he vivido y he sobrevivido a ello, perdonando
Jose Carlos
Es lo que he recibido. Puñales y juicio.
Perdono, me libero y lo transformo en amor, a mi mismo.